La Extinción Silenciosa: Un adiós a las aves que perdió México

La Extinción Silenciosa: Un adiós a las aves que perdió México

México se caracteriza por tener una gran biodiversidad, sin embargo varias de sus especies han desaparecido totalmente y en silencio para minimizar la responsabilidad de quienes han estado dirigiendo el país. Te compartimos algunas de las aves mexicanas ahora extintas.

Vivimos en una época en que especies se encuentran en peligro crítico de extinción, sin que existan programas reales para su protección y para la recuperación no solo de sus poblaciones sino de hábitats enteros.

La pérdida de una sola especie es el inicio del colapso de todo un ecosistema, te compartimos las especies que se han extinguido en nuestro país en los últimos siglos.

Autor K. Hayashi

 Paloma migratoria
Ectopistes migratorius


La paloma migratoria fue una de las aves más abundantes de América del Norte que durante su migración podían reunir millones de individuos en un bandada que podía oscurecer el cielo durante varios minutos.

Su extinción se debió principalmente a los conflictos armados, ya que durante las hambrunas era utilizada como alimento.

Durante la intervención estadounidense en la Guerra del Yaqui en 1896 fue la única fuente de comida de las familias desplazadas por el conflicto armado.

Un grupo de más de 30 prisioneros yaquis siendo escoltados por soldados. 1910.

Sin embargo, cuando el levantamiento contra Porfirio Díaz llegó a su periodo más violento en 1899 esta especie ya había escaseado al punto de desaparecer por completo en Sonora.

Con los primeros años de la Revolución Méxicana esta especie llegó a su extinción en el medio natural, los pocos individuos que pertenecían a colecciones estaban emparentados por lo que no se pudo asegurar su reproducción.

El último individuo conocido, una hembra llamada Martha, murió en el zoológico de Cincinnati en 1914, marcando oficialmente la extinción de la especie. Su muerte simboliza la pérdida irreversible de una especie que una vez fue tan numerosa que parecía inagotable.


Caracara de Guadalupe
Caracara lutosa

Esta majestuosa ave de presa, que una vez surcó los cielos de la Isla de Guadalupe en México, se extinguió oficialmente en 1906.

El Caracara lutosa era un miembro distintivo de la familia Falconidae. Con su cuerpo robusto, alas largas y cola ancha, era un espectáculo para la vista. Su plumaje era de un marrón oscuro, con una característica máscara facial negra y una cola blanca con una banda negra en el extremo.

La llegada de habitantes en el siglo XIX a la Isla de Guadalupe trajo consigo la devastación. La introducción de cabras y gatos, junto con la caza excesiva, alteró drásticamente el equilibrio ecológico de la isla.

Las cabras, en particular, devastaron la vegetación, alterando el hábitat de muchas especies de las que se alimentaba la caracara. Los gatos, por otro lado, se convirtieron en depredadores de los huevos y polluelos de estas aves.

La caza excesiva por parte de los humanos fue la última estocada para esta especie, que no pudo resistir la presión combinada.

En 1903 el cazador Rollo Beck, exterminó los últimos ejemplares para su colección personal y la del Museo Americano de Historia Natural, aún así es considerado como uno de los ornitólogos más importantes ya que le proporcionó a este museo más de 40 mil especímenes de distintas especies que el mismo cazó.

Paíño de Guadalupe
Oceanodroma macrodactyla

El paíño de Guadalupe era una especie única, perteneciente a la familia Hydrobatidae. Su nombre, «macrodactyla», se refiere a sus patas largas y dedos extendidos, una adaptación para su vida marina. Su plumaje era oscuro, con un patrón de blanco y negro en la cola, y sus ojos eran de un brillante color blanco.

Esta pequeña ave habitaba la Isla de Guadalupe al igual que la Caracara lutosa, sufrió con la introducción de otras especies, principalmente con los gatos que depredaron sus nidos. 
El último avistamiento confirmado del paíño de Guadalupe fue en 1912. A pesar de las búsquedas exhaustivas, no se encontraron más individuos. En 1950, la especie fue declarada oficialmente extinta.

Real Expedición Botánica a Nueva España (1787-1803)
Autor José Mariano Mociño


Zanate del Lerma
Quiscalus palustris

El Zanate de Lerma, es una historia de pérdida y advertencia. Esta ave, que una vez llenó el río Lerma con su canto, fue declarada oficialmente extinta en 1939 dejándonos una lección crucial sobre la fragilidad de la biodiversidad.

El zanate de Lerma era un miembro distintivo de la familia Icteridae. Con su cuerpo robusto, alas largas y cola en forma de abanico, era un espectáculo para la vista, cuyo plumaje era de un negro brillante, con reflejos iridiscentes que variaban con la luz por lo que fue asociado con Huehuetéotl.

Su importancia cultural se debió principalmente al arte plumario, pero la pérdida de hábitat fue particularmente devastadora para este zanate, a medida que los pantanos fueron drenados y convertidos en tierras de cultivo y áreas urbanas, estas aves perdieron los lugares donde anidaban y buscaban alimento.

Actualmente el Quiscalus mexicanus mejor conocido como zanate común o tordo a causa de la pérdida de hábitats se ha convertido en un especie invasora en las ciudades, donde se ha adaptado a la alimentación oportunista incluso comiendo polluelos de aves endemicas o basura lo que provoca diseminación de enfermedades.

En nuestro país se encuentran en este momento más de 480 especies de aves en una situación vulnerable, algunas de ellas ya están un a situación crítica que requiere la intervención tanto de los gobiernos estatales para su protección y monitoreo y del gobierno federal para definir una estrategia real para que no se terminen extinguiendo en los siguientes años.

2 comentarios en «0»

  1. Vivo cerca de Lerma y no sabía lo del zanate. La gente mayor de la zona me cuenta como en su niñez usaban el río Lerma para pescar, bañarse y transportar cultivos en canoas de un pueblo a otro, hoy impensable pues el olor de sus aguas negras llega a kilómetros…
    También me hablaban de muchas hierbitas que eran medicinales o usaban para fabricar cosas, ninguna de esas plantas existen ya, y me he dado cuenta que todos los campos, orillas de carreteras, de caminos, de ríos etc son pasto, pasto y más pasto (según he investigado parece ser «kikuyo»), especie que ni siquiera es de México, super invasora y que por lo visto exterminó sin piedad a casi toda la flora nativa…

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